2.6.05

sobre alemania

breve jornada caminando por la selva negra
o claro en un bosque verde-oscuro de Hölderlin



Desde enero sigo a una sombra. Caminamos por los bosques. Andando, encuentro que hemos olvidado los bosques nuestros. Pero también eso lo he olvidado, más bien me dedico a seguir a una sombra. En los claros, nítida, me revela a alguien, alguien que viste un saco, alguien trajeado. El saco es a veces pulcro como el de Mann, otrora es deslucido y sucio, empolvado y enlodado, se parece más al de Brecht, al capote de Nocolai acaso. Es negro y no creo que su estado, su cambio de estado a la luz, a las luces, responda tanto al tipo de aventura a la que, según los dioses, nos corresponda atender determinada jornada. No creo que esté en relación directa con el clima del bosque algún particular día. Recuerdo haberlo visto salpicado de guano un día tranquilo que lo habíamos pasado todo recitando líneas en un claro. Alguna vez lo vi llegar a la cueva donde encontraba a veces al dios, después de sortear pútridos paisajes, con el traje intacto, mejor que nuevo a la luz de la luna.
Su cara me resulta incierta. La vi claramente millones de veces, pero ahora se me pierde en la memoria entre ruido de balas. La erupción de la guerra forcejea dentro de mi y al pasado lo deja en historia y convierte al futuro en maná de miedo. Recuerdo gestos que hacía mientras gritaba al cielo sus versos. La cara en alto buscando el azul del cielo en los dioses. La cara gacha, ensimismada, en lo más negro del bosque. Todas las noches un par de ojos, grandes y negros, altivos buscando la luna. Y recuerdo sus pasos firmes, mismos que había de imitar en las barracas todos los días cuando iba de mi cama al trabajo, a la degradación injusta de la carne y la dignidad humanas, aún responsabilidad y culpa de los dioses, y luego de regreso a un sueño nunca conciliado, la infancia que no recuperaba por las noches; y recuerdo también la posibilidad de caminar cualquier otro día (los pasos firmes, siempre los pasos firmes sobre la tierra) el camino trasero a la muerte por entre un par de robles que traían de regreso algo de bosque. Un par de robles, antesala del horror, habían de partir el agua, habían de cancelar la palabra unidad para luego soltarla, encadenada, trunca y muerta también, para que ladrase apenas uno, un tímido y miedoso uno. Peligroso individuo uno, desconfiada mirada en las tripas enjabonadas. Recuerdo sus gestos en instantáneas que evocan sus palabras, sus versos. Recuerdo sus gestos como liras al sol, melodías largas jamás participantes del tiempo. Poemas que apenas, acaso, participaban del bosque. Aquel bosque interminable que existe y existía, no porque él dijera bosque diciendo bosque (terrible cadena al “poeta del poeta”), más bien porque en Dios, diotima, noche, luna y sueño, tierra, tú y venga alemania, olía a bosque, y se escurría éste entre las palabras. Sus palabras decían cosas, lo hablaban. Ahí está el segundo nivel de metáfora que tan abigarradamente busca Heidegger en sus cartas, algo confundido entre sus lecturas y reflexiones. No es que diga mal, busca mal. Creo que habría que buscar la esencia en sus versos y dejar al humano en sus cartas. Que en Hölderlin huela a esencia de poesía responde más a su religiosidad, a su devoción, a su pensar la poesía; y como tal, como pensamiento, reside dentro del cuerpo, dentro del traje negro que no podría sino hablar bosque, porque bajo las ropas está la piel de quien vive para los dioses y recita sus líneas sagradas. Ahora, un poeta devoto escribe la historia. Se sienta en un claro de bosque y escucha. Recita luego palabras que en el aire, mientras despiertan pensamientos que son líneas y se mueven, las palabras adquieren melodía (las palabras se saben versos), y fluyen entonces con armonía (los versos se saben, entonces, poesía). Sé que para cualquiera, el que sigue su sombra en los bosques, para el que abre un libro y la lee, sus palabras decantan poesía. Sabe la poesía porque algún día alguna vez por un cuerpo sagrado escribe la historia. Hölderlin, por ejemplo, escribió de alemania en la historia. En sus paseos por aquel pedazo de tierra dejaron sus huellas una voz que sopla en el aire de cualquier alemania.


Un día llegaron los perros. Un día lejano. No sé si el traje estaba sucio o limpio, pero no importa porque habría de ensuciarse, porque habría todo de volverse polvo, de jurar un futuro gris con colores sólo en technicolor. Llegaron los perros Margarete. Y entonces bebimos siempre leche negra del alba.

Hace ya casi dos años me bajaba del tren en Munich. no iba a pasar la noche ahí. tenía que escoger entre un par de opciones que me habían atraído para pasar el día. Un par de museos o Dachau. Me fui por Dachau. Llamaba mi atención aunque había que tomar tres camiones para llegar. En el camino vi un choque y como rápido llegaba la solución en forma de policía antes quizás de que el camión terminara de hacer parada. El único prejuicio con el que llegaba, el que cargaba como un peso significante era la Fuga de Muerte que en alguna ocasión, no mucho antes de hacer aquel viaje, me habían leído. La actitud o vida del pueblo judío en aquella actualidad no me imponía, a caso a veces me incomodaban sus reacciones. Los medios se encargan de confundir la historia cuando se intenta predecir el presente. Alemania me era desconocida. Igualmente la tele y los periódicos, algunas extrañas películas, habían tergiversado el bigote negro y el símbolo muerto: aquella oscura rueca de metal. Lo que pasó ahí no lo puedo expresar. Polvo, gris, muerte, caras largas, cuerpos derruidos, discursos altisonantes, gritos ahogados, monumentos, versión(es), pobres, voces que se confundían en aquel largo terreno. Esas palabras llegan a mi cabeza, pero no encuentro aún como armarlas.

Bibliografía:

Los irascibles

Cuando, entre mis quejas, oigo a lo lejos
sones de lira y canto, calla enseguida mi corazón.
Pronto también me transformo
si brillas para mi, vino purpúreo,

bajo las sombras del bosque, donde el poderoso
sol de mediodía resplandece amable para mí sobre el follaje.
Allí me siento en calma cuando,
encolerizado por terribles ofensas,

he vagado por los campos. ¡Ah, cómo les gusta
encolerizarse a tus poetas, Naturaleza! Se afligen
y lloran por nada los afortunados; como niños
a los que su madre mima demasiado,

fruncen el ceño con altiva obstinación;
van en calma por su camino y algo minúsculo
vuelve a irritarles; abandonan
su vía oponiéndose a ti.

Pero apenas los rozas, amorosa, amable,
se tornan dóciles y mansos; con alegría obedecen
y tú, Magistral, los conduces
con suave rienda a donde quieres.

Hölderlin



(...)
¿Quién es el hombre? Aquel que debe mostrar lo que es. Mostrar significa por una parte patentizar y por otra que lo patentizado queda en lo patente. El hombre es lo que es aun en la manifestación de su propia existencia. Esta manifestación no quiere decir la expresión del ser del hombre suplementaria y marginal, sino que constituye la existencia del hombre. Pero ¿qué debe mostrar el hombre? Su pertenencia a la tierra. Esta pertenencia consiste en que el hombre es el heredero y aprendiz en todas las cosas. Pero éstas están en conflicto. A lo que mantiene las cosas separadas en conflicto, pero que igualmente las reúne, Hölderlin llama "intimidad". La manifestación de la pertenencia a esta intimidad acontece mediante la creación de un mundo, así como por su nacimiento, su destrucción y su decadencia. La manifestación del ser del hombre y con ello su auténtica realización acontece por la libertad de la decisión. Éste aprehende lo necesario y se mantiene vinculada a una aspiración más alta. El ser testimonio de la pertenencia al ente en totalidad acontece como historia. Pero para que sea posible esta historia se ha dado el habla al hombre. Es un bien del hombre.
(...)
Heidegger en "Hölderlin y la esencia de la poesía"


Fuga de muerte

Leche negra del alaba la bebemos al atardecer
la bebemos al mediodía y a la mañana la bebemos de noche
bebemos y bebemos
cavamos una fosa en los aires allí no hay estrechez
En la casa vive un hombre que juega con las serpientes que
escribe
que escribe al oscurecer a Alemania tu cabello de oro Margarete
lo escribe y sale a la puerta de casa y brillan las estrellas silba
llamando a sus perros
silba y salen sus judíos manda cavar una fosa en la tierra
nos ordena tocad ahora música de baile


Leche negra del alba te bebemos de noche
te bebemos de mañana y al mediodía te bebemos al atardecer
bebemos y bebemos
En la casa vive un hombre que juega con las serpientes que
escribe
que escribe al oscurecer a Alemania tu cabello de oro Margarete
Tu cabello de ceniza Sulamita cavamos una fosa en los aires allí
no hay estrechez.


Grita cavad más hondo en el reino de la tierra los unos y los
otros cantad y tocad
echa mano al hierro en el cinto lo blande tiene ojos azules
hincad más hondo las palas los unos y los otros volved a tocar
música de baile.


Leche negra del alba te bebemos de noche
te bebemos al mediodía y a la mañana te bebemos al atardecer
bebemos y bebemos
un hombre vive en la casa tu cabello de oro Margarete tu cabello
de ceniza Sulamita él juega con serpientes


Grita tocad más dulcemente a la muerte la muerte es un amo de
Alemania
grita tocad más sombríamente los violines luego subiréis como
humo en el aire
luego tendréis una fosa en las nubes allí no hay estrechez


Leche negra del alba te bebemos de noche
te bebemos al mediodía la muerte es un amo de Alemania
te bebemos al atardecer y a la mañana bebemos
y bebemos la muerte es un amo de Alemania su ojo es azul
te alcanza con bala de plomo te alcanza certero
un hombre vive en la casa tu cabello de oro Margarete
azuza sus perros contra nosotros nos regala una fosa en el aire
acosa con las serpientes y sueña la muerte es un amo de
Alemania
tu cabello de oro Margarete
tu cabello de ceniza Sulamita.

Paul Celan

31.5.05

creo que hoy
que ayer en la página en blanco que es una tarde frente a la pantalla de mi chompu haciendo caso omiso de los deberes terrenales como preocuparme en ser un junior que trabaja y se paga su vida
cosa más ridícula pagarse uno la vida cosa tonta nada que ver con la cossa nosstra
ayer que podía proyectar la nada, pues, frente a una nueva página nuevo archivo de word
ayer me daba cuenta de por donde iba o había de ir la onda
por supuesto no se trataba de seguir ahí postrado esquivando misiones previamente establecidas como hacer la tarea para poder pasar la materia para avanzar créditos para felizmente titularme y
estudiar una maestría fuera regresar y hacerme chicha la cuerera ( ahora disfruto más decir chich di cuerer) conseguir una medio chamba pal depa y que el librero chido y que los periódicos sobre la mesa y el diccionario siempre a la manopla y unos casquitos de cheliuquis bien disqueteque nice y mi chica super a la moda pero como que no o como que no pero muy a la moda, pues vivir chidon y cómodo y hablar y sentir que digo cosas pero ¿¡el pinche vacío quien lo rellena!?
o conseguir chambitas e ir haciendo carrera y luego vario de lo mismo de apenas el párrafo anterior pero más lento y por lo mismo más cansado y más viejo-refunfuñón y pedante y como los que ahora son los bastarditos de paz que se hacen como que se alejaron de alguna tradición mal revistada pero sus versos siguen igual de pedo-que-huele-a-rosas o como cuando te limpias una cagada con el papel ese que huele a perfumito pero que no es el charmín ,pues, viviendo del gobierno otro más viviendo del gobierno viviendo de lo mismo que todos pero no de maíz más bien siendo o comiendo revoltitas de lodín tortitas de polvorín
¿¡ y el vacío
el pinche vacío
quién lo rellena!?

no
no se trataba de eso
no era esa la onda

más bien el famoso ponerse las pilas pero pa pasársela bien y hacer lo que de la chingada gana que ahí está el arte

ahí y no en este estar entumido en el beat de la ciudad de méxico que es rebueno

igual y el pedo es no saber ver
ver mal
voltear a ver sin ver saber conocer entender querercomprender
a lo mejor es eso
pero pienso en imágenes del reven y museos y conciertos y exposiciones y cualquier-peda-cualquier-día y cualquier-toque-ahora y pienso en mi casa y en casa de los demás y en las formas de los patios de algunos jardines

y

y como que veo a un dj con el cuello un leve inclinadón pero neta haciéndole a la mamada osea haciendo nada osea siendo otros en el dj osea neta sin nada que decir como trunco como muerto como que DÓNDE CHINGADOS ESTÁ EL ARTE EN ESO o si no late DONDE CHINGADOS ENCUENTRO EL OFICIO DISCULPEME USTE DJ POR LA INTERRUPCIÓN PERO PODRÍA PONER ESTA ROLA


y como que en los museos hay poco bueno
porque hay bueno pero consagrado o a veces bueno bueno y qué bueno
y muy poco bueno de ese bueno nuevo que existe (dios no nos quiera muertos) pero que no se ve porque no se hace porque no se siente porque no se deja porque está constreñido porque terrible estrechez de ano que sufrimos en estos espacios tiempos donde existe Bush-asesino y macdonalds y la tele y no es que importe eso no es crítica aunque valga de paso un buuuuuuuu al capitalismo que na más no funka, pero decía que porque terribles estreñidos nos hemos vuelto y ahora (resulta) leo en una pinche revista a la que ya me suscribí leo que ahh chinga este va a ser el tiempo de deleuze y que se nota en el arte y la filosofía y la mamada y lo peor del caso es que nos la creemos como si fuera show de tele y ahí vamos de gueyes a creérnosla y pues por eso las tremendas pinches instalaciones y carajos! performances! que hay que soplarse pa que el arte maricón de puntitas y de uñas salga en forma de catarsis auditiva carajo! un poquito de teoría del color y no corte-y-confección un traguito de historia pero sobre todo un poquito de percepción de viveza de atrevimiento y
de aceptar algo básico:
el arte nuevo
sepa la chingada como ha de verse
pero seguro
seguro que no
ha de verse como se ve alguna otra cosa
en el espacio tiempo
antes
osea no me atrevo a llamar arte a lo que he estado viendo se hace (instinto en las dioptrías)
porque me parece risible que sea algo que se asimile a
o sea como tal
o siga tal corriente
o responda a tal concepto
no,! ha de verse distinto

y yo me voy a ver two and a half men

ya prendí la tele
ayer