2.8.05

agradece tus choripanes (oda al cerdo)

En la ciudad no hay granja,
pero tenemos supermercados.
Tampoco tenemos granjeros,
pero muy monas las chicas
del super con su gorro blanco
y su delantal manchado me
ofrecen las bondades del corral
en rebanadas.
¡Cómo te quiero puerco! Cerdo.
Gordo.
En la ciudad, a veces, se hace
lodo, pero aquí nadie entiende
la gracia de girar en su propia
caca.
En la ciudad todos trabajan
y sudan. Los hay que van al
gimnasio: enemigos de sí
mismos, enemigos del espacio,
de abarcar más.
Nadie entiende, ¡o puerco divino!,
que el tocino es sacrificio
del bueno. Nadie sabe lo
mucho que te mueres en tu
espera, en tu no hacer nada,
en tu desgano para inflarte
la panza de maíz seco.
En la ciudad, ¡cómo todos
imaginamos tus jornadas
tranquilas!
Se nos escurren entre los
dedos los sagrados aceites de tu
longaniza y no somos para
darte las gracias, acaso
para pasar por la granja
un día y verte ahí tirado,
sucio, cansado en tu sacrificio
de grasas, y pensarte lo
más bello que puede haber
sobre un par de tortillas.
¡O puerco divino!

1.8.05

(espacio en blanco)

con la eminencia
de la tos
al fondo,
fuerte y bronca en la garganta,
laxo el dedo gordo
urge
mi nariz
y apenas encontré
un moco

incidentes del futbol

el año pasado estuve en riesgo de ser suspendido definitivamente de la liga del ajusco por algunos intensos acontecimientos durante un ríspido partido.
hube de defender mi posición por medio de una carta para no quedar expulsado.
a continuación anexo dicha carta.

A los integrantes de la liga, a la junta:


Redacto la presente para referir lo acontecido el pasado sábado nueve de octubre del presente año, día en que tomó lugar, en las canchas del Gotcha, el partido Toledo vs. Palma. Motivo de ambigüedad resultaron las palabras que proferí, también de ofensa y resentimientos. Estoy enterado de que alguno, o algunos, de los jugadores del Palma se quejaron de mi actitud en el partido y lo hicieron saber a la junta el pasado jueves catorce. La presente intenta clarificar la situación, propiamente la mía.
El partido fue ríspido. Siempre hubo gritos. Cerca del final se marcó una clara falta dentro de nuestra área (motivo de penal) por la que uno de los jugadores de mi equipo fue expulsado. El jugador del Palma que recibió la falta se molestó e inmediatamente se paró y atestó un cabezazo al jugador ya expulsado. Yo le pedí atentamente al árbitro que expulsara al jugador del Palma para que el partido pudiera seguir en condiciones justas. El árbitro consultó a su juez de línea quien no había visto nada y por lo que ninguna acción fue tomada al respecto. Mientras el arbitro consultaba al juez de línea el jugador del Palma caminó al medio campo en donde hubo de discutir verbalmente con uno de los jugadores de mi equipo a quien, acto seguido, tiró un golpe a la cara. En ese momento me molesté ante el peligro de tener a un jugador del equipo contrario atestando golpes impunemente contra los jugadores de mi equipo. Corrí al medio campo a confrontarlo verbalmente y entonces le pregunté: ¿Te quieres morir hoy? Luego: Te vas a morir.
De antemano, y dada la susceptibilidad de los jugadores del Palma, me disculpo si alguien, quien fuera en la Liga, se sintió ofendido, o peor, agredido para con mis palabras. No es mi intención matar a nadie. No tengo, no en esta vida, necesidad de privar de la vida a nadie. No está dentro de mis intereses particulares y seguramente no interferirá con el desarrollo de mi paso por el fútbol, particularmente por esta Liga. Todos habremos de morir. La muerte es eminente. Eso es algo inevitable. Es bajo estas ideas que formule las palabras antes consideradas. Las palabras que salieron de mi boca fueron pensadas una a una y ordenadas. Ahora entiendo que la ambigüedad en ellas contenida resulta ofensiva ante la paranoia general que se vive en estos tiempos. No trato aquí de solucionarlo todo con una disección lingüística. Trato, más bien, de explicar que las palabras dichas quisieron siempre significar otro de aquello que los jugadores del Palma entendieron. He también de aceptar que fui yo quien las profirió y que, por ende, soy responsable del malentendido que pudieron haber concertado. Reitero, entonces, mi disculpa ante el malentendido que significaron mis claras referencias a la contundente muerte. Reitero, también, que no tengo intenciones de tomar por mía la vida de otro.
También, después de analizar la reacción que hubo (me parece que general –de preocupación) ante los sucesos antes referidos, he tomado la decisión de “callarme la boca”. No me molestan a mí mis palabras. Lo que me resulta incomodo es que una mala interpretación (por ende una mala lectura) de ellas pueda privarme de uno de mis gozos exquisitos: subir al Ajusco los sábados por la mañana a jugar fútbol. Ante la incomprensión de mis referencias procuraré no agredir más a nadie.
Dicho esto aprovecho para sugerir que el arbitraje sea analizado de cerca. Yo me encuentro en el problema de tener que redactar esta carta por culpa de un mal arbitraje. Quepa o no he de mencionar que después del partido de ese sábado yo quedé lesionado y no pude jugar el domingo. La lesión ocurrió en un choque en el área chica después del que el jugador del Palma se paró a confrontarme y empujarme. Es decir, fue el quien cometió la falta y además buscó riña. A lo largo del partido los jugadores del Palma pegaron y pegaron duro. Eso además del cabezazo y el golpe a la cara. Cabe considerar que mucho de esto que cuento podría haberse evitado con un arbitraje atento.
Me despido dejando a su consideración los hechos referidos que acontecieron en la fecha mencionada. Agradezco la atención que se le preste a la presente. Gracias.


Atentamente,
IAM FGA
Toledo

el típico "inside the artist's studio"

(versión corregida)
Estoy en una galería de arquitectura. Quería decir despacho o bufete, pero aquí dice que es la Galería de Arquitectura EXPA. Estoy en Palermo. Me tomé (tomo) dos cervezas. Aquí trabajan. Sueldan piezas metálicas empleados comunes, sicilianos orfebres. Estoy sentado en otra silla más de diseño: una silla lounge diría yo. Los que si parecen arquitectos de la galería (sus treinta años y la ropa que llevan los delatan) cargan láminas de PVC o alguno de esos materiales plásticos de moda. Dentro (estoy afuera en un patio de mesas y sillas lounge-in-de moda) hay una exposición de proyectos urbanos (en Europa casi todos, alguno es –creo- de algún lugar más lejano ¿Malasia?). Trabajan (parece que montan alguna exposición) y platican, alguno se toma una cerveza. Llegué en momento de actividad, soy el único cliente. Me siento extraño. Ajeno, pero tranquilo. Voy a tomar unas fotos. Los vecinos no parecen contentos con este lugar (cosa que además me hace suponer su reciente apertura). Perturba la paz, se lee en lagunas mantas blancas que cuelgan de ventanas y balcones. Es otro espacio más de arquitectos. Los arquitectos están de moda. Esta es la oración más sólida de este párrafo. Parto para la estación. Antes, las fotos.